lunes, 3 de mayo de 2010

Ensayos de percusión


Hace unos meses empecé a estudiar batería. Siempre tuve ganas de hacer algo de música, y si bien me sentía incapaz, decidi lanzarme a la aventura y arriesgar mi autoestima, orgullo y voluntad. Todo eso significaba empezar a golpear tambores.
Es algo extraño lo que pasa con “hacer música”. Es un espacio de concentración, de meditación… porque al entrar ahí, una dimensión nueva se me presenta, donde no existe el trabajo, problemas ni dilemas existenciales. Todo se resume a intentar que algo suene bien (o no demasiado mal).
Siento los golpes adentro mío y los órganos bailan al compás. El alma se me ensancha pero ni me importa…la música me invade..y siento mi cara sonreir.