viernes, 23 de abril de 2010
Iluminación
Sentado observa la perfección que logró el levado. El aroma inunda la cocina y se extiende hasta el resto del local. El perro, desde la puerta mueve la cola esperando aunque sea un pedacito, y sonrie. Apaga finalmente el horno que ya logró calentar este invierno.
Por un rato el mundo no existe, todo se detiene o sigue, pero a él no le importa. Sirve el vino en la copa de cristal, y el sonido le llega hasta la corronilla extiendiéndose un mínimo instante. Todavía caliente, elije uno de los panes y lo parte en dos.
La felicidad se hace inmensa, y piensa en lo que vale su trabajo. Hoy, él como los clientes disfrutarán del pan que con sus manos cocinó. Hay algo que no cambia con el paso del tiempo… y es la necesidad de comer, de alimentarse para seguir viviendo. Él lo sabe y su llegada a este mundo de repente se encuentra justificada con este producto.
Toda la vida buscando y pensando, sientiéndose poca cosa, matándose por lograr unos pesos más…Todo eso quedó ahora atrás.
Junta sus cosas y cierra la cortina metálica. Luego de convidar al perrito, salen los dos caminando por San Telmo. Al llegar a su casa vacía, extraña a su mujer y acaricia su retrato. Mira a su compañero canino...Ya puede irse tranquilo.
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9 comentarios:
Quéee? Oye, pero que se lleve al perrito, Bauzá! Cómo que tan tranquilo? Bonito texto, pero con un final digno de la Asociación Protectora de Animales! Un beso!
Jajaja Lo deja solo efras! lo deja solooo
Me encanta la comunion de tus fotos con tus textos.
gracias santiago! saludos!
Para los que disfrutan cocinar y comer, ja
La sencillez.
Como nosotros!!
Me gusta tu blog. Y haciendo pie en estos panes, pero viendo las otras fotos, como iluminas nena!!
Mas allá, el eclecticismo nunca sobre, se agradece.
Pasa por mis blogs cuando quieras, serás bienvenida.
Saludazos!.
Gracias austerlitz!!! Me doy una vuelta!!
Besos!
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