jueves, 7 de junio de 2012

Sólo esperar..

Mi panza se mueve...mi bebé debe estar contento. Siete meses pasaron ya y pareciera estar creciendo y madurando feliz. Decir que te cambia la vida parece un cliché más grande que un avión pero es cierto..Lo siento moverse y soy feliz. Siento una paz y una tranquilidad infinita, sabiendo que necesita un tiempo antes de mirarnos a los ojos. Leí en uno de los libros de maternidad y bebés que una busca y consulta, que ya reconoce hace más de un mes y medio la voz de su papá en un lugar lleno de gente hablando..y eso es hermoso!! Nos demuestra que su papá es tan importante para él como yo, y eso me llena de amor (por los dos). Los meses que vienen después del parto son una incógnita. Acomodar mi vida para cuidarlo, alimentarlo, es algo que en algún momento veía como difícil. Prro parar de trabajar, dejar mi lugar por un tiempo donde puse tanto empeño y pongo tantas ganas, hoy no me preocupa. Nunca fui muy miedosa pero esta vez sobre todo, estoy dispuesta a cerrar los ojos y dar ese paso que separa la cornisa del abismo. Sé profundamente que estoy preparada, que es el momento de convertirme de una vez por todas en madre y hacer lo imposible para que mi hijo sea sano y feliz.

miércoles, 27 de abril de 2011

Fileteados oscuros


La puerta sigue abierta. Los días pasan y esa puerta parece inmóvil. Nadie entra y nadie sale. Los fileteados marcan mi cultura, mi ciudad tanguera.
LLegó el momento y esta vez decido impulsivamente primero y concienzudamente después, entrar.
Me cuesta mucho ver, divisar algo ahi en ese pasillo. Está oscuro pero no tengo miedo..camino un rato en dirección al interior de la casa. De a poco, empiezan a aparecer figuras conocidas..varias imágenes empiezan a pasar a gran velocidad, como fotos.
Primero una en la que me veo chiquita en el primer día de clases en ese colegio de monjas (horrible colegio de monjas que luego mis papás entendieron que no pertencía a ese ámbito y decidieron cambiarme)..La mudanza desde el Chaco a Buenos Aires, la bomba a la embajada de Israel que explotó justo a la vuelta del colegio...el estruendo y el movimiento de la tierra y los bancos del aula. La muerte de mi abuelo, mi primer dia de universidad, etc. Mis miedos todos ahi expuestos como en una galería de arte.
Decido seguir caminando sacandome el polvo sucio de encima.
En algún momento entendí los errores de mis padres, y los míos. Mi papá se convirtió en una persona buena que hizo todo lo que pudo conmigo. Una persona con virtudes enormes y defectos mínimos (y no al revés como había creído durante mi adolescencia).
Me siento adulta, más grande y con algunas arrugas ya. Esas fotos ya no me aterran, ni me preocupan. Toco mi cara y parece haber cambiado..se me sale una sonrisa.
De repente ahí me veo yo, como de afuera..veo mi cara, mi cuerpo, mi panza. Estoy embarazada y tranquila en esa imágen.
Y veo la puerta desde afuera otra vez..pero cerrada con candado. La dejo atrás y sigo caminando.

viernes, 18 de febrero de 2011

Cada cuál con su juego


Todo se me hace inentendible...eso si, cuántos colores! Quizás si estuviera enloqueciendo realmente vería en blanco y negro (que pensamiento más estúpido!).
Sea como sea esa imagen está logrando hipnotizarme, o son mis ganas. Que propicio este momento de abstracción. No quiero pensar en trabajo, no quiero pensar en mi vida, no quiero pensar en nada....y elijo sólo mirar colores, con cada detalle geométrico. Mis ojos cuadrados o más bien rectangulares, estáticos.
Se hizo un silencio sepulcral, no se por qué. En realidad debe tener que ver con que cuando uno medita no escucha nada, no piensa nada..y yo veo colores. Me ayuda a salirme un poco para adentrarme más.
El no-sentimiento, el no-pensamiento....sólo la calma. Y respiro.
Cada cuál con su juego

martes, 11 de enero de 2011


Se levantó, casi chocándose con la puerta del baño; entró. Se lavó la cara y pudo ver el paso del tiempo en esas grietas profundas. Agarró una de sus cremas y masajeó su rostro suavemente, resignada.
La puerta se abrió lentamente, sólo se veía una cabellera negra, por debajo..Una sonrisa inmensa, incontenible, ante su nietita que tiraba del camison pidiendo upa.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Es simple, hay cosas que me joden.



Quería meter la cámara adentro de la paella, esos langostinos casi que me hablaban...hipnotizada no podía parar de mirar.
Es extraño lo que me pasa con esos bichitos, porque en general no puedo comer nada que tenga los ojos ahi, observandome en este caso desde el mas lejano océano del mas allá, donde todos los mariscos y moluscos que fueron buenos con su familia descansan en paz.
Bueno estoy lista, no me importa nada, quiero comerlos con las manos sin ayuda de ningún utensilio creado por el hombre. Quiero acercarlos a mi cara, sentir el aroma, ensuciarme las manos, que chorree el jugo de esos bichitos exquisitos por mis dedos.
No conseguiamos mesa y el corazón que se me aceleraba. Siempre fui iracunda, y algunas cosas como estas, sin aparente complejidad me hacen transpirar las manos y apretar los dientes...y peor si tengo hambre!
El mercado con sus puestos estaba más animado y vivo que nunca, pero también llenísimo de turistas. Gente hablando en todos los idiomas y en el caso yanki, gritando obviamente. Ay como me molestan esos yankis se creen dueños del mundo! Bueno, avisé que estba de mal humor, che.
Ya empezaba a impacientarme del todo, hasta que a él se le ocurre ir pidiendo una cerveza. Helada, en vaso de vidrio, servida tirada..y todo alrededor se calló. Silencio absoluto, paz e inmensa felicidad...Después llegaron los mariscos y ya el éxtasis fue completo. Sonrío, y hecha una seda, estoy lista para seguir caminando.

martes, 5 de octubre de 2010

De como la esencia nos subyace



Ellos con cincuenta años de casados y una vida feliz por momentos (más no existe, no jodamos) decidieron ir al museo movidos por esas ganas de no volverse chatos, de que el tiempo no les quite la capacidad de ver y disfrutar de una buena pintura. Siempre compartieron ese amor por el arte pictórico pero ahora también comparten ese miedo a la pérdida de sus capacidades intelectuales. Algunos amigos, un par de hermanos más grandes y ni que hablar de sus padres, están ya todos muertos.
Hoy, con sus hijos grandes, ya nadie más depende de ellos (más que el uno del otro). Ninguno quiere morir último, porque al fin y al cabo quedarse sólo es peor que la parca misma. Y el amor que se profesan no puede con eso.
Se sentaron a observar el cuadro, él absorto en vaya a saber uno qué... Con la mirada melancólica, de repente empieza a hablar de una casa de su infancia, de sus perros que están en el patio. Del olor a asado..
Ella asustada: - Viejo, qué decís che?!
- Nada, que extraño eso. No es demencia es sólo mi tango que suena fuerte.

lunes, 30 de agosto de 2010

La caja de las llavecitas


Heredó ese mueble del abuelo, que lo tenía como una reliquia en el lugar central de su living. Cada vez que íbamos a esa casa fantaseabamos y fabulabamos miles de historias.
Eramos en total cinco primos y al final, el abuelo (no sabíamos bien en ese momento por qué) se lo dejó a Tomás. Yo estaba contenta porque mi abuelo, que era un tipo muy sensible y perceptivo me había dejado su colección de libros de papel biblia. Todos los clásicos de la literatura, sabiendo que la lectura es mi refugio.
Tomás llevó "la caja con llavecitas" (asi le deciamos de chiquitos) a su casa y decidió ponerla en el vestíbulo.
Siempre fue un misterio el orden de los números, que van correlativamente hasta encontrarse de repente, por ejemplo, con un 182 entre el 150 y el 152. Pero se nos presentaba una incógnita aún mayor con respecto a los casilleros abiertos y a los cerrados. Mi abuelo tenía una bolsita de tela donde conservaba todas las llaves, salvo dos: justamente las que abrian el casillero 180 y el 182. Mi abuelo decía que cuando lo compró en una feria, el vendedor le dijo que no las tenía.
Tomás se empecinó en querer abrirlos y consultó a un cerrajero. Éste le dijo que de ninguna manera iba a arruinar un aparato tan antigüo y se fue así nomás.
Entonces, mi primo empezó a llenar los demás compartimentos con cositas, chucherías. Uno contenía flores secas, en otro unos anillos que pertenecían a la abuela, en otro una lapicera que le regalaron cuando terminó el secundario. También tenia en otro casillero un pañuelito negro que compró mi tía cuando murió el abuelo, en otro un escarpin de su hijita..
Pasó un tiempo, y Tomás hablaba una y otra vez de sus ganas de abrir los casilleros trabados. Los primos compartíamos esa curiosidad pero en Tomy parecía transformarse en desesperación. Tanto, que cada vez que hablabamos del tema, transpiraba, agitaba sus manos y un temblor incesante lo invadía.
Fue entonces cuando decidió abrirlos a la fuerza. Con la ayuda de una herramienta comenzó a golpear la pequeña cerradura tratando de abrir el 180. Tanto golpeó que logró abrirlo.
Acercó su cara y espantado pegó un salto hacia atrás. Cucarachas y arañas salieron en todas direcciones, junto con un olor nauseabundo.
Ya había llegado hasta ese punto y no quería retroceder, tenía que abrir el otro.
Empezó a golpear, y éste ofreció más resistencia. Golpeaba y golpeaba..Hasta que por fin cayó la cerradura al piso. Adentro, una notita de puño y letra del abuelo que decía: "Tomy, decidiste desenterrar tu infierno, tus miedos, tus límites. Esa culpa que tiene un olor insoportable, que está llena de bichos, tiene que ser curada de una vez por todas. Es tiempo de pedir perdón".
Al contarnos la historia, Tomás lloraba desconsolado. Al fin dijo: "El abuelo, tan sabio, me mandó ese mensaje. Esa culpa a la que se refiere en la nota tiene que ver con mi pasado, con la estafa a mi socio y amigo de toda la vida. Ante la quiebra irremediable de la empresa, yo me quedé con cosas de ambos. Ya no se que es realidad y que es sueño...Sólo se que esa caja es mi cabeza."

viernes, 13 de agosto de 2010

La feria



El día estaba cálido y diáfano, y yo que caminando por una feria de antigüedades y ropa, iba totalmente absorta en mi mundo. Mi cabeza le daba vueltas y vueltas al mismo asunto, y me sentía ya en ese punto atrapada como en un laberinto. Eso que te conté el otro día, te acordas?? Bueno, seguía sin ver la respuesta.
Mi actitud, si me hubieras visto en ese momento, era de indiferencia total. Viste cuando vas caminando así, y sí, sacaba algunas fotos pero mi mirada estaba perdida, solo apuntaba al horizonte. Rodeada de gente, sin embargo, estaba sola. Te pasa?
Prendo otro cigarrillo y decido sentarme un poco. Ahi justo enfrente del banco habia un puestito con mucha ropa, y un perchero. Éste el de la foto, ves los colores? Preciosos.
Ahi nomás mi cabeza dejó de lado esos fantasmas y encontré la salida que estaba esperando...simplemente respirar, relajarme y saber que mi cabeza me traiciona, me enrosca e intenta asfixiarme como una serpiente gigante, fue suficiente para hacerla desaparecer. Quizás no llegue a solucionar el tema o si, por ahora me concentro en los colores.

lunes, 19 de julio de 2010

Chipirones salteados


El mediodía en el Mercado de la Boqueria, en Barcelona es agitado. Los fines de semana crece el número de personas dando vueltas, comprando, mirando las verduras, pescados, especias, fiambres y demás exquisiteces.
Hay un restaurant ahí mismo, en una esquina del mercado donde se pueden comer mariscos y tortillas. Nos sentamos luego de esperar un poco (hay que avisarle al "capo" quien te pregunta cuantas personas y sin anotar nada, recuerda el orden de llegada y ni bien se desocupan lugares, hace una seña desde lejos para que te sientes).
El griterío es intenso y solo trabajan hombres. Cada uno tiene una función; el que está en la plancha cocinando los mariscos, el que sirve las bebidas, el que sirve el café, etc. Todos vestidos de blanco, limpios e impecables.
Sentados en la barra pedimos una cerveza y un plato de marsicos y uno de setas (hongos) saleteadas. El sabor de los bichitos, (bien frescos) más el de los hongos, salteados tan simplemente con aceite de oliva y perejil y ajo, explota en la boca.
Al lado nuestro, dos hombres grandes (de unos 65 o 70 años) piden una cerveza y en plena charla piden sus platos. Sin quererlo, me quedo escuchando su conversación ayudada por el alto tono de la discusión. Eran amigos segurmente y charlaban y discutían sobre un pariente de alguno que se habia portado bastante mal con la familia del otro amigo, un lío de plata...
La conversación estaba cada vez mas alta cuando, el mozo apoya el plato en la barra, diciendoles: su plato! Los dos callados miraron el plato y comenzaron a comer. No volvieron a hablar del tema y empezaron a reir y a brindar varias veces.
Al terminar, se despiden con un abrazo, y cada uno toma su camino. El señor mas bajito se da vuelta y le grita: amigo! déja que eso lo resuelvan entre ellos! Nos vemos el sábado que viene.

martes, 8 de junio de 2010

Mi Argentina querida..



Mi ausencia por estos lados se debió a unas esperadas vacaciones por el viejo mundo...Ando preparando un post con alguna fotito de las tantas que saqué...pero este es mi homenajito al bicentenario, festejo que me perdí lamentablemente.
Viva la patria!